Cada segundo sábado del mes nos reunimos a ofrecer nuestro cuerpo como sacrificio a través del ayuno. Cuando ayunamos con propósito estamos menguando para que Él crezca en nosotros doblegando nuestra naturaleza pecaminosa. Mateo 26:41 “…el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.”
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